La gimnasia mental requiere desnudarse.
A la hora de hacer ejercicio siempre he preferido el juego con colegas en espacios abiertos. Lo de entrar en un tugurio, reconozco que ahora los gimnasios son hasta asquerosamente aseados, pellizcaba mis principios callejeros. La lluvia, el frío y el aire han formado parte del alma que, antes el juego y luego el ejercicio físico, me ha acompañado a lo largo de la vida. De crío, además de estos elementos incontrolables, la adaptación del entorno y sus recursos a las necesidades de la cuadrilla nos azuzaba el ingenio capacitándonos para otros retos más serios. Una portería podía ser tan abstracta como la altura del portero y "de ahí a ahí", a la vez que tan tangible como una piedra. De la misma manera que los árboles eran un mundo que superaba su propia definición pasando a ser un parque, el puente de San Pedro, la cuesta hasta el portal de Francia, las cadenas del puente de madera, las murallas y las pilongas nos servían para disfrutar de lo lindo. Aq...