Libros en la mochila
Maletas con ruedas, mochilas de colores colgadas de cualquier manera, bullicio que rompe la monotonía de las calles de mi barrio. Los cuatro continentes, los mares, los cielos más brillantes se reflejan en la piel blanca, trigueña, tostada, oscura, almibarada, sonriente; en cabellos rizados, lisos, enredados, largos, cortos, sueltos, atados, adornados. En la solitaria parada que hay enfrente de mi casa seis escolares uniformados esperan, acompañados por sus padres, el autobús. Uno de ellos, muy pequeño, llora agarrado a un arbolillo. Cuando la pasta circulaba abundantemente en una burbuja, el gobierno foral decidió dar libros gratis a los que esperan el autobús y a los que van saltando por las calles. La preocupación de toda democracia es buscar fórmulas de acceso a la enseñanza para que a nadie le cierren las puertas del paraíso por ir desnudo. El gobierno debe poner edificios, profesorado, materiales. El libro de uso personal no es básico ni necesario para curs...