Espejismos
Antes solo había espejos en los baños y en la puerta de algún armario de dormitorio. Tenía su lógica, eran lugares donde te arreglabas para adecentarte e ir decente por la vida. Me llamaban la atención los espejos de bolsillo que llevaban las mujeres para acicalarse fuera de casa. Mi Vespa funcionó mucho tiempo sin espejo retrovisor, no lo echaba en falta, pero Quadrophenia y unas pelillas me hicieron ponerle uno que algún cabronazo me birló al poco tiempo. Los coches llevaban un espejo exterior, a la izquierda, y otro interior, en el centro. La publicidad acentuaba, como lujo, uno de cortesía debajo del parasol del copiloto. A medida que las mujeres se pusieron al volante el espejo fue haciéndose habitual también en la izquierda. Algunos bares solían tener espejos detrás de la barra tapados por filas y filas de botellas que los hacían inservibles. Sin embargo, los clásicos cafés lucían lunas enormes de un rococó funerario que me ahuyentaban. Tengo un recuerdo, no muy claro,...