A vista de silla
Salimos con la idea de dar un paseo sin rumbo, sin más. En el camino adoquinado que conduce a La Ciudadela se quejó de que las ruedas no iban bien. No le hice mucho caso porque en suelos no muy lisos el traqueteo suele dar la sensación de que la silla se va a descoyuntar. Al llegar al puente de madera nos tuvimos que parar porque unos turistas se arremolinaban, dentro del túnel, a la sombra, en torno a su guía. Aprovechando la coyuntura miré las ruedas y en verdad que estaban un poco bajas. La guía les hablaba en inglés y como yo no había salido de casa con el chip británico puesto, me limité a carraspear a la vez que empujaba la desinflada silla. Ríete del efecto de la vara de Moisés en la orilla del Mar Rojo. The waters opened en un instante. Ya pueden añadir al lenguaje internacional de las señales de tráfico el de señora en silla de ruedas. Cuando terminamos de cruzar aquellos muros laterales de pieles blancas, gorros diversos y paragua...