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Mostrando entradas de octubre, 2024

Hiperactividad perruna

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  A la espera de que llegue la villavesa me siento en el banco de la marquesina. Una señora pasa gritándole al perro que arrastra tirando de la correa. El chucho insiste en ir en dirección contraria. Ella me mira como disculpándose por su aparente falta de paciencia. —No me hace ni caso. Tiene casi un año, pero yo lo tengo desde hace un mes. Me lo dio una conocida de mi hermana que vive en Bermeo ­­­­­­­­—me explica. En una de esas, el perro se planta a mi lado y trata de subirse a mis piernas. Está inquieto. —¡Bat! ¡Ven aquí! —grita a la vez que me lo quita de encima. —Tranquila. No pasa nada. Se le ve muy movido —le digo tratando de disimular mi rechazo al perro acosador. —¡Sí! Lo llevé a la veterinaria y le diagnosticó hiperactividad. No presta atención a lo que le dices. Va a su aire. No hay manera. —¿Y le da medicación? —No. Me dijeron que le diese unas pastillas, pero no, no le doy. La veterinaria es psicóloga. —¿Psicóloga de perros? —Sí, claro. Bueno, adies...

Inteligencia artificial sapiens

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  Viviendo lo que pasa por el mundo, lo de la malignidad de la inteligencia artificial no me preocupa nada. Es más, albergo alguna esperanza de que mejore la inteligencia natural. Aunque, si bien es cierto que la artificial es producto de la natural y eso marca su nacimiento, espero que la IA se ajuste a la razón y no sea tan tonta como la natural. La inteligencia natural o la idiotez, según Carlo M. Cipolla, se puede explicar con unas coordenadas cartesianas en el que el eje horizontal es el beneficio propio   y el vertical es el ajeno. Con esta expresión gráfica queda claro que la inteligencia inteligencia es la que actúa en pro del beneficio ajeno y del propio, cuadrante I; en el caso opuesto, cuadrante III, está la idiotez, en la que la razón no existe y las acciones no tienen ni pies ni cabeza porque no persiguen ni el bien propio ni el de la comunidad y es imposible prever o controlar; el cuadrante II es el de los pagafantas ya que benefician a los demás y se perjudica...

Coser es unir

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Hoy hemos reanudado las clases de costura y Fátima ha venido por primera vez. Habla buen castellano y ha cosido mucho a mano. Cuando le estaba enseñado a enhebrar la aguja de la máquina, me dice: ¿enhebrar?, mira, de aguja—. En árabe, aguja se pronuncia como iibra o algo parecido, como con una hache aspirada. Parecido a Ibrahim. Como no tenía ni idea me he puesto a curiosear en el móvil. No es árabe, es latina, viene de hebra, de fibra. Pero da igual, es bonito que se den estos cruces de idiomas coincidiendo en un acto tan sencillo como enhebrar un hilo para coser o unir dos telas distintas. Ya le he dicho que Alfiler sí es árabe.  Se ha ido a casa muy contenta y emocionada perdida. Se ha llevado unos retales que ha cosido de distintas maneras, su primer cosido a máquina, y un bolsico para el móvil. Yo he crecido tanto que casi le pego al techo con la cabeza.