No entiendo ni papa
Cada día se me hace más difícil ir a la compra. Y si cambio de tienda ya no te quiero ni contar. Los supermercados se convierten en zona hostil y los hiper son la mundial. Comprar unas patatas o un simple jabón de lavadora es como realizar un test de inteligencia. Hay momentos en los que miro a todos los lados para cerciorarme de que no hay nadie tomando nota sobre mi elección. De diez opciones una es la verdadera. Las marcas son un mundo, pero los productos de cada una de ellas son una galaxia. Patatas viejas, jóvenes. para freír, para guisar, blancas, oscuras, rojas, redonditas, en bolsas de tres o cinco kilos, a granel... ¿Qué cojo si mis armarios son pequeños, como poco en casa y me he educado en una familia obrera, eh? ¿No pueden vender patatas normales, para todo? Unas todo terreno que no se conviertan en alienígenas a la semana de dormir en el cajón. Gran parte de la culpa de este caos la tienen las cadenas de televisión. Todas tienen un cocinero que promete enseñar a cocinar...