Belén de Iquitos
Gema, Zarra, Sara y yo nos fuimos por la mañana a visitar, con tranquilidad y pausa, el Barrio de Belén y su mercado. El día anterior, al atardecer, después de hacer una excursión a la selva con Toñi y Adriana en un pequeño peque-peque cubierto, le pedimos al barquero que nos llevase por el río a Belén. Nos puso muy mala cara y se mostró contrario a ir porque, según él, no íbamos a ver nada y además resultaba muy peligroso. Le insistimos y aceptó con la condición de que no sacásemos fotos con flas porque se iba a ver el reflejo y nos podíamos convertir en un botín. Según nos íbamos introduciendo por el brazo del río Itaya el piloto fue desacelerando hasta que el motor apenas se oía. Sacó un pequeño remo y con golpes suaves sobre el agua, tanto a babor como a estribor, nos fuimos deslizando con soltura. El sol casi apagado se reflejaba en los cristales del único edificio de cemento: la iglesia. En unos minutos oscureció y se confundían las casas, el río y los montones de...