A Benedicto le echan con indemnización

El cese en sus funciones del Santo Padre, su dimisión o como se le quiera llamar, me importa un pimiento, pero no puedo pasar del asunto porque es la comidilla en todos los medios. Los expertos en sacristías y misterios ensalzan al Papa por la decisión tomada con el mismo entusiasmo que alabaron al anterior por morir en activo. Las dos me parecen estúpidas y alucino que se hable del acontecimiento en términos humanos. Si, según los entendidos, el nombramiento lo hace el Espíritu Santo, lo lógico es, digo yo, que el cese también lo haga el firmante del nombramiento. Vamos, que más que en ningún otro caso, las cosas se deben hacer como Dios manda. Algo así como que el padre o el hijo, no los distingo, mande o manden al miembro volador de la Santísima Trinidad entregarle un sobre al Santo Padre Un sobre lacrado con el recado de “Como no te veo muy católico, quedas despedido. Un saludo: Dios”. Bueno, a ver, quien dice un sobre dice un SMS, wastsapp o la forma que tenga Dios de comunicar las cosas. Vale, puestos en plan italiano y romántico, el mensaje lo lleva el Espíritu Santo, el portavoz, en una Vespa, que para eso estamos en Roma. Eso sí, todo en blanco y negro.

Pues, eso, que el Papa no puede presentar la dimisión. No puede decirle a su Santísima Trinidad que ya no quiere saber nada, que lo deja. No, no. Bueno, por poder igual puede, pero tiene que ser alguno del equipo directivo, o los tres, el que le de el visto bueno. Cosa un poco difícil, la de aceptar la dimisión, porque indicaría que Dios se equivocó cuando nombró Papa a Ratzinger.

Además, ¿no están en contacto permanente el representante de Dios en la tierra y el trío? Luego, de no romperse la comunicación durante mucho tiempo, que todo puede ser porque los tabiques del Vaticano son muy gordos y hay zonas sin cobertura, lo lógico es que haya sido una decisión divina y trina. No cabe, salvo ruptura, que el representante tome decisiones por su cuenta y riesgo.

Y la guinda del despropósito es escuchar a los “expertos” decir que no se pueden hacer apuestas por los distintos aspirantes a Papa porque la decisión es un capricho del Espíritu Santo y que nadie sabe sus criterios. ¿La ST no eran tres en uno? ¿No eran Dios? ¿Por qué se le da toda la responsabilidad al secretario, al del correo, a la paloma? ¿Las decisiones divinas no son las que se toman entre los tres? ¿No son tres para que no haya empate? Pues entonces, vamos. Faltaría más. Las decisiones de poner o quitar al representante de Dios en la tierra las toma el jefe de la empresa. Y lo que diga es palabra de Dios, no del Espíritu Santo.

Si es que todo está en crisis.

Comentarios

  1. Cojonudo, camarada, das en la diana metafísica sin despeinarte. Un abrazo.

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  2. Al menos el humor no nos lo van a joder en este país donde la ministra de Sanidad es MATO, el jefe de los banqueros BOTÍN, la de las macrofiestas BOTELLA y se gastan 22 millones en BAR-CENAS...
    Navarra siempre p'alante y Aragón también, al menos el Juanjo.

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