Yangón
Desde el avión de Air Asia, acercándonos a Rangún o Yangón, se aprecia el contraste de extensas llanuras rojizas irregularmente inundadas con el de los arrozales que forman un tapiz ajedrezado de tonalidades verdes. El cielo grisáceo nos cubre y el pesimismo se me cuela en los pliegues del ánimo acrecentando la tristeza porque entramos en un país donde la tiranía de la Junta Militar que lo gobierna está haciendo de la antigua Birmania uno de los países más pobres y masacrados del mundo. El aeropuerto, a diferencia del de Bangkok, es muy austero. Por todos los sitio se ven hombres uniformados que pasean su autoridad ostensiblemente. Cambiamos lo justo para taxi y primeros auxilios, pero nos llenamos los bolsillos de kyats. Mucho papel. Amanece. La carretera que nos conduce a la ciudad no está muy transitada. Los campos de arroz, salpicados de vez en cuando por alguna casa de labranza, se suceden hasta perderse en el horizonte. Después de un buen rato van apareciendo...