Escuchando el silencio
Salí de casa un tanto aturdido. Atravesé
el bosquecillo de plataneros entre la niebla que se desperezaba con los rayos
del sol. Al abandonar la hierba y llegar al cemento, el suelo se volvió resbaladizo
por la langarra. Hasta llegar a la fachada sur del bloque donde está la
panadería tuve que caminar con cuidado para no patinar. Cuando iba a entrar a
comprar el pan, el sonido del rodar de algo sobre las baldosas me hizo volver
la cabeza. Una mujer alta, erguida, vestida con un caftán muy colorido y un
turbante que alargaba su figura, repasaba el suelo abotonado con su largo
bastón blanco. Antes de avanzar giró la cabeza y sentí que me miraba a través
de sus cristales negros. Me saludó con una sonrisa luminosa y cruzó majestuosa
la carretera.
Joder Juanjo, ¡qué enigmático!. ¿Esa señora es real o imaginaria?.
ResponderEliminarReal. Mi barrio es el mundo. La vi el otro día.Me impactó. Es majestuosa. Me entraron ganas de acompañarla. Seguro que vive en un palacio. Me regaló su sonrisa.Ya no pido nada a Baltasa.Resume el año, la vida, la dignidad...
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