Clases de religión
Que
la clase de religión católica, una sesión en infantil y dos en primaria, se
imparta en la escuela dentro del horario escolar es una rémora del poder
mundano de la iglesia que se perpetúa por un pacto preconstitucional. Sin
entrar en el campo espiritual, Dios me libre, me gustaría centrarme en dos
aspectos que he llegado a descubrir por culpa de las crisis de fe y de dinero.
Uno sería el pastoreo de las personas que imparten clases de esa materia tan
distinta al resto como es la religión católica; otro, el número de horas que se
dedican al adoctrinamiento de la chavalería.
El
arzobispado que tan divinamente dirige Mons. Francisco Pérez González tiene una
faceta laboral que bien la podemos catalogar como Servicio Navarro de Empleo Católico.
Este SNEC coloca a quien estima oportuno en las distintas escuelas con un
sueldo pagado por el gobierno de Navarra y en mejores condiciones laborales que
el personal interino contratado directamente por la máxima autoridad civil. Su situación es
similar a la de los profesores que trabajan en la privada concertada: el sueldo
sale, íntegro, de las arcas forales.
Todo
lo anterior lo traigo a colación porque esa entente entre poder civil y poder
religioso católico es la olla donde se cuecen y enriquecen las desigualdades
según se trate de unas personas u otras y de unas asignaturas u otras.
Las
plantillas de los centro se calculan por el número de alumnos. Con la ratio de
veinticinco se forma un grupo, una clase (en centros pequeños se puede juntar
alumnado de distintas edades en un aula). Todos los grupos tiene una profesora
a tiempo completo y las horas correspondiente de las especialidades de inglés,
E.F., música y euskera en el modelo A. Euskera,
al ser optativa, es un caso singular porque lo habitual es juntar al alumnado
de distintas clases para formar un grupo al que impartir las cuatro sesiones
semanales. Las especialidades de primaria pueden conllevar itinerancia para
completar horarios. Conozco el caso de una profesora de EF, con contrato de 16
horas semanales, que para impartir clases en cuatro centros de la zona de Sangüesa
hacía 140 kilómetros en cuatro días yendo de un centro a otro.
La
asignatura de religión, optativa y santa, tiene una bula por la que el cálculo
de horas se hace como si fuese obligatoria. No se agrupa como el euskera. Da
igual el número de alumnos por clase que hayan optado por la religión católica.
Pongamos una parábola real como la vida misma en la que hay dos grupos en primero
de primaria con 20 alumnos cada uno. Del A van a religión once y del B diez. No
se juntan, como en euskera, para formar un grupo, no. La profesora tiene un
contrato de cuatro horas, dos por grupo. He conocido profesoras de religión que
daban clase a un alumno de una clase y a tres de la otra del mismo nivel. Este
milagro contable de multiplicación de horas y profes es un agravio comparativo con el resto
de profesionales y un derroche monetario inexplicable.
Si
el reino de España era, eso se decía, la reserva espiritual de Europa; el Reyno
de Navarra es la reserva de la reserva espiritual de Occidente. Somos un Gran
Reserva, gobierne quien gobierne. Los de UPN y PSN, después de bendecirla,
tumbaron religiosamente la botella San
Francisco de Episcopado S.A. en la bodega sombría del antiguo Hospital
Militar. Antes de tirar la llave clavaron en la puerta un "NO TOCAR" y
un "DO NOT TOUCH", por la cosa esa del PAI. Ha pasado más de un año y
ahí siguen los letreros.
En
otras comunidades, con gobiernos de todos los colores, han decidido ajustarse a
la LOMCE (45' en Primaria y ESO) y han dejado la clase de religión en una sesión.
Sin mayores alardes y sin miedo alguno han establecido que los alumnos y
alumnas de su comunidad dediquen una sesión semanal al estudio de la religión
católica, que se agrupen las clases cuando el número de criaturas es pequeño y
que el profesorado itinere para completar jornada. Después de esta maravilla no
han temblado los pilares de la sociedad, los muros de la tradición siguen en su
sitio y santas pascuas.
La
asignatura de música tiene una sesión semanal, el profesorado se curra las
oposiciones, pasa por los filtros de la Admón. y hace kilómetros como nadie. Por
eso la gente canta mal, incluso en misa.
Buen artículo, Juan jo. Lo de San francisco no lo entiendo bien. Ya me contarás.
ResponderEliminarBuen artículo, Juan jo. Lo de San francisco no lo entiendo bien. Ya me contarás.
ResponderEliminarPor ponerle al vino un nombre internacional y religioso. A San Francisco no lo supera nadie.
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