Protocolo principal
Llevo
unas horas con un cabreo que no me deja escribir con fluidez. Con boli habría roto unos cuantos folios. Ahora palabreo
dos líneas y le arreo con ganas a la tecla grande de suprimir a la izquierda. Pongo cosas como "¿De qué van?", "Están
tontos del culo para arriba y del culo para abajo", "¿No hay nadie
con cabeza en ese puto departamento?", "¿A qué juegan?", "¿No
tienen maestros con sentimientos como los que yo he conocido?", "¿Hay
alguien ahí?", "¿El cambio era esto?". Un maestro me cuenta que el
departamento de educación está llamando a los centros para que coloquen en la
página web del colegio un enlace al documento que el departamento tiene en la suya. Ese documento
viene a titularse PROTOCOLO DE ACTUACIÓN ANTE AGRESIONES EXTERNAS... Es un tríptico
muy colorido, con mucho dibujito y poco contenido serio. Con una pegatina
habría bastado. Si el departamento ha gastado un dinero en su confección y
diseño sería interesante saber cuánto y a quién se lo ha pagado. Lo digo para ponerlo
en la lista de impresentables a los que no hay que encargarles ni una mierda.
Del personal del departamento no quiero saber nada. Y digo solo departamento
porque "de educación" les viene grande.
El
dichoso protocolo es más bien un protoculo. Una serie de cosas obvias que hay
que hacer cuando alguien es agredido o insultado en los "Centros docentes".
En el texto no aparecen las palabras profesor o alumno en un intento de decir
sin decir que el agredido es el profesor y el agresor el alumno; pero las imágenes
son lo suficientemente clarificadores como para no dejar ninguna duda.
Como
sé lo duro que es el tema y el jodido morbo que tiene para las personas ajenas,
no lo voy a describir ni a tratar, como
se suele hacer, practicando vudú con el alumnado. El discente es tan inocente
como el docente. Quitando los poquísimos casos de personalidades difíciles que
puedan tener unos y otros hasta llevarles a la violencia física o verbal, el
resto de conductas son tratables en lo que se viene a llamar centro educativo.
Criminalizar a un menor es una barbaridad porque, desgraciadamente, en muchos
casos él está siendo una víctima. Una víctima a la que la administración
educativa no le ayuda y las demás administraciones le ignoran o excluyen.
Centros masificados, profesorado con horarios insufribles, tutorías de coña,
nulas clases de educación cívica, currículo sin filosofía, ayudas económicas de
placebo, consumo exacerbado, sistema competitivo, políticos corruptos adorados,
chicas plastificadas y bípedos musculados...
Si
el departamento de Santo Domingo solo es
capaz de hacer ese folleto, tengo claro que están santificando todos los días
de la semana.
https://www.educacion.navarra.es/documents/57308/57782/Agresiones_web_Cas.pdf/b11014a3-f7da-4495-ab22-55f1acd0eb19
Hay que ponerse a temblear cuando una palabra se pone de moda en ese departamento. El ínclito Marcotegui inició la moda con aquello de "propedeútica" y los nuevos gestores no han querido ser menos y nos martirizan con el "protocolo". Ni lo uno ni lo otro sirven para nada que no sea vestir a la mona de seda.
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