Los números cantan en falsete
A diferencia con otras elecciones
en las que las matemáticas aparecían antes, con las encuestas, y después,
conocidos los resultados, al son de los tejes y maneje de los partidos; en
estas, el universo matemático ha entrado hasta en el núcleo de los partidos y
de sus eslóganes. Tenemos NAmás, Más navarra-más futuro, Más Madrid, Recortes cero o similares. Y si contamos como matemáticos
otros términos como "unidas" o "junts", tengo claro que las
elecciones se pueden resolver con un algoritmo de andar por casa.
No me hago a la idea de partidos
con el nombre tipo Navarra Menos, Menos Unidos, Tafalla Resta, Divididos a tope
o Tres Cuartos de lo Mismo, aunque son más ciertos que ciertos, tendrían un
cero patatero. Ahora sí, no me extrañaría que en las próximas apareciesen Súper
Navarra, Tudela al cubo, Iruña infinita, Navarra X, De par en par...
Conocidos los resultados, como
siempre, los números vuelven a la
primera plana. Los tantos por cientos, los datos absolutos, las sumas y restas
salen a todas horas dejando claro que los guarismos son una forma de expresión
cercana a lo subjetivo, por no decir a lo abstracto. Incluso los que bajan en
votos cumplen el principio de Arquímedes y tienen un subidón igual al peso de
los votos desalojados. Ante los medios echan esféricos fuera diciendo que han
tenido un aumento de no votantes o que han sacado más votos, un 100% más, que
cuando no existían.
Las cifras cantan las cuarenta a
la hora de despejar la incógnita de la alcaldía o de la presidencia. Los sumandos
pequeños, que antes tenían un valor relativo, durante el proceso de investidura
aumentan su precio y pueden pasar de ocupar las unidades a señorearse en las
centenas. Eso sí, una vez efectuada la elección pasan a la derecha de la coma o
a ser un cero a la izquierda. Así nos podamos encontrar con tripartitos
escalenos, cuatripartitos trapezoides o la originalidad de Namás que viene a
ser uno y trino, como el trébol que utilizó san Patricio para convertir a los
pueblos que poblaban Irlanda.
Con todo el referente matemático
que nos invade, hay un conjunto de números que no aparecen en el momento oportuno:
las cuentas con los bancos. Yo
colocaría, junto a los resultados, las cantidades prestadas por los bancos, intereses y plazos incluidos, a cada partido
y los gastos de campaña (en mayúscula los desembolsados a cada medio de
comunicación). De la misma manera, obligaría a que en todos los carteles
figurasen los bancos patrocinadores de la candidatura. Lo mismo en las ruedas
de prensa o mítines. Quedaría muy bien algo similar a las comparecencias de los
entrenadores de futbol: un panel con los logotipos de los que ponen pasta para
la causa. Y ahora que pienso, un uniforme con el color que identifica al
partido no estaría mal.
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Al poco de escribir el artículo
me vino a la memoria un diccionario numérico que escribí para el STEE- EILAS
allá por el 2002. Aunque tenía distinto cometido, era por asuntos escolares, sí
que hacía alusión a un partido que ahora no aparece con esas siglas y por eso
no lo nombré, como me pasó con otros que hablaban de unión, convergencia...
Pero no me puedo resistir a mencionarlo porque no hay quien le supere. Es
Batasuna. Un nombre que dice lo mismo de tres formas distintas: bat, as, una.
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