Escalón tras escalón
Cuando nos daban clases de historia la cosa iba de dinastías, guerras, batallas significativas, fechas y estilos de construcción de índole religioso y pocas veces de civil.
Sobre el menú de la gente, sus problemas de salud y cosas por el estilo no nos decían absolutamente nada. Lo que no entraba en los exámenes era mucho más importante que lo teóricamente trascendente del Sálvame Deluxe de los prelados, damas y caballeros de las distintas épocas. No nos contaron de qué moría el personal, amén de pestes plagas y otros castigos divinos (bien es verdad que no sé que se precisa para merecer castigo divino que acabe con la vida).
Yo, que soy un conocedor de la historia a nivel usuario, un A1 oral y escrito, cuando pateo por calles, edificios y demás obras humanas pienso en la cantidad de mancos, cojos, descoyuntados, alelaos, tullidos, inhabilitados, paralíticos o de movilidad reducida habrán sido fruto de accidentes domésticos o laborales (en este término de laboral no incluyo las guerras en todas sus variantes de santas, de liberación o de las galaxias).
Si hoy subir o bajar, sobre todo bajar, en las casas de dos plantas es motivo de descalabro y hasta de muerte; no quiero pensar lo que tenía que ser bajar con el calzado y los ropajes de épocas pretéritas. Y si le añado que iban a caballo por los caminos y los campos, ni te cuento.
No tengo la menor duda de que la historia oculta estos datos con la intención de no trivializar la vida de la humanidad en su conjunto y, sobre todo, de las personalidades que han pasado representadas en estatuas y cuadros. Qué sería de la historia si nos enterásemos que en un año la gente que vivía en castillos, fortalezas o iban a misa cascaban más por las escaleras que en Waterloo? Dónde quedaría la divinidad de Fulano I o Mengano V si nos enteramos que se rompió la crisma corriendo detrás de una dama.
Hoy, para abrir un local hay que pasar una serie de inspecciones de seguridad y las escaleras son la prueba del algodón. Altura, anchura, pie de los escalones, barandado y un largo etcétera determinan si abres o no el local. Todo por la seguridad.
La misma administración que exige esas medidas mira para otro lado cuando miles y miles de turistas se juegan la vida visitando lugares tras riguroso pago. He visitado iglesias que deberían tener una ambulancia de la DYA en la puerta.
Estas instituciones que cobran una pasta tienen incluido un seguro? Seguro que no, que lo paga la Seguridad Social.
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