Dustin

El profesor les mandó quitarse las zapatillas para poder andar por las colchonetas y dar volteretas. Todos se aplicaron rápidamente y las dejaron sin orden ni concierto conforme se las iban quitando. Dustin las dejó con sumo cuidado apoyadas sobre el ra-diador, casi verticales. La clase se les hizo corta y que se volvieran a calzar fue un tor-mento. Como tenían ducha la mayoría decidió llevarlas en la mano. Dustin se empeñó en calzárselas sin soltar los cordones. El profesor decidió echarle una mano intentando desenredar el nudo de la zapatilla que aun no había conseguido ponerse. Dustin se la quitó de un manotazo y un preservativo sin funda cayó al suelo. Se cruzaron las miradas. La de interrogación del profesor y la de sorpresa mentirosa del alumno.

¬No es mío. Es de mi hermana. Se lo he quitado.

-Bueno, vale. Perdona, sólo quería soltar el nudo.

Metió el condón en la zapatilla y se la calzó.

Cuando el profesor me comentaba lo sucedido, se reía porque no encontraba explicación a que un mocoso de seis años llevase un condón en la zapatilla, y, encima, no tuviese funda. Aunque sabíamos de la sinceridad de Dustin y de que tenía una hermana adolescente a la que pudo haberle hecho una fechoría, quedamos en estar al tanto para conocer mejor la situación.

Habrían transcurrido dos semanas del suceso cuando entraban a clase del recreo. Dustin, como siempre que me veía, se me acercó para saludarme golpeándome las palmas de la mano. Tras el mutuo palmoteo, le pregunté qué número de zapatillas calzaba porque tenía unas nuevas en casa, de un sobrino mío, y se las podía dar si le venían bien. Me contestó encogiendo los hombros y subiendo el labio inferior. Levantó la pierna, pero yo no veía ningún número. Le llevé al despacho para mirar con detalle en la lengüeta o medirle la zapatilla. Como no se leía nada le invité a quitárselas para ver si dentro se indicaba el número. Dudó un poco, pero se quitó una zapatilla y, antes de dármela, sacó de ella un caramelo y un preservativo metido en su funda.

-¿No tienes bolsillos para guardar las cosas?

-Sí, pero me las pueden quitar.

-¿Quién?

-En casa. Mi mamá o mi hermana.

-Pero las puedes guardar en algún armario, no sé…

-Si no tenemos armario. No cabe.

-¿Dormís los tres en una habitación?

-Sí. Claro. Mi mamá quiere ganar dinero para irnos solos a un piso. Yo duermo en la cama de mi madre, pero tenía que dormir en la colchoneta porque me muevo mucho y me caigo. Mi mamá me deja porque no me quiere despertar cuando viene a casa y se duerme en la colchoneta.

-Pues si viene cansada dormiría mejor en la cama, ¿no?

-Creo que se mete la cama cuando me vengo a la escuela.

-¿Y dónde dejas la ropa, los libros…?

-En unas baldas que hay colgando de la pared. Y la ropa en el armario.

- Si me has dicho que no tenías armario.

-No. No tenemos. Es una cosa así. ¿Ves? -dijo señalando una pared lisa del despacho-. Pero más corta y con una barra de aquí a aquí –puntualizó levantándose de la silla y señalando con las manos la longitud y la altura de la barra imaginaria-. Y debajo está la colchoneta.

-Bueno, Dustin. Creo que te vendrán bien las zapatillas. Mañana te las traigo.

Cuando las vio le brillaron los ojos. Las cogió con ansiedad. Se quitó las viejas y se colocó las nuevas.

-¿Te vienen bien? A ver, ponte de pie.

Pegó un salto

-¡Qué chulas!

-Para quieto que creo que te vienen grandes.

-Mejor. Mi madre dice que crezco mucho. ¿Me guardas éstas? –dijo alborozado mientras me entregaba las viejas.

Tendí los brazos para cogerlas y se frenó. Las volvió a dejar en el suelo, se sacó con facilidad la zapatilla izquierda, cogió la vieja del mismo pie, la inclinó y cayeron dos caramelos.

-He traído uno para ti. ¿Quieres?

-Muchas gracias –dije cogiéndole el regalo.

Metió el otro en la nueva zapatilla y se la puso ayudándose del dedo índice.

-Me voy a clase que llego tarde –dijo saltando y dando patadas al aire.

Dustin jugaba al futbol y corría como un diablo. Nunca le vi cojear.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ascensor Social

La casa de Tócame Roque

Txistorra al curry