Lima I
El hostal donde nos hospedamos está en el barrio de Miraflores, cerca del mar. Sabíamos que era barato, pero nos resultó más acogedor y confortable de lo pensado. Nos fuimos a cenar a un restaurante cercano y un parroquiano de todo terreno aparcado justo en la puerta nos animó a cambiarnos a un hotel suyo con “todo tipo de comodidades”, pero a doble precio. Como no mostramos ningún entusiasmo se dedicó a poner a parir a Ollanta Humala, ganador de las elecciones, y a ensalzar a Fujimori y a su hija. Considerando que nosotros confesamos nuestra nacionalidad, pensé que el tío nos daba una chapa sobre el Perú más rabiosamente actual. Me pareció un tío de lo más facha y lógico por pertenecer, según su carro y sus pintas, a una clase pudiente. Pero el tiempo me dio un churrazo porque el discursito facilón fue la letra de la canción de nuestras vacaciones (iba a decir del verano, pero en Perú era invierno). En las clases sociales humildes, en las que nos movíamos habitualmente, también se le considera a Fujimori un mártir que pena injustamente por liberar a Perú de Sendero Luminoso y ponerlo en la primera línea del progreso.
La seguridad es la “preocupación” del poder y lo propagan, durante las elecciones, por los cuatro puntos cardinales. El peligro se corea desde los medios de difusión conservadores y el miedo se mete hasta el tuétano. “No temas, Dios te salva” y otros eslóganes por el estilo hacen que la religión, la policía, la derecha y las empresas de seguridad estén en la gloria. El barrio, un tanto inseguro a partir de la puesta de sol según nos indican los residentes, es una mezcla de avenidas y edificios modernos, colegios privados con pintas de cárcel, iglesias iluminadas, casuchas más o menos dignas y abundancia de rejas y ventanitas de seguridad hasta para una pequeña tienda de comestibles. No sé cómo pueden decir que es inseguro si por la calle no va nadie. Hay poca luz, los edificios cambian su presencia y cuesta un poco reconocer el camino recorrido durante el día. Cuando llegas al hostal puedes meterte en la cama en paz con tu alma después de leer la biblia que está sobre la mesilla.
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