Monje forofo
Con la tontería esa de que ya que estamos aquí vamos a ver el renombrado Parque Buda, en la estación pillamos un autobús de línea bastante nuevo que hacia el recorrido hasta el parque. Cuando ya nos habíamos hecho a la comodidad y lujo asiático del bus, el chofer nos indicó que ya habíamos llegado. Nos bajamos sorprendidos porque nosotros pensábamos que tardaríamos una hora y pico. Estando allí, un poco en la nada, cerca de un gran parquin y con un edificio con buena pinta, se nos acercó un hombre flaco y estrafalario. Buda, buda -nos gritaba señalando un tastarro de microbús. Pues nada, venga, a la tartana y rumbo al parquecito. Nada más arrancar pudimos apreciar por nuestro sensor corporal que se había acabado el asfalto. No merecía la pena circular por aquellos andurriales con un bus nuevo porque iba a durar poco. El camino, muy ancho y recto por el que circulaban camiones en los dos sentidos, cursaba paralelo al Mekong y a una llanura de arrozales. Las casas del camin...