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Mostrando entradas de marzo, 2015

Significado y significante

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              Fue como el cocazo pedagógico que precedía a la tormenta ortográfica de las tardes escolares de mi infancia. Al leer la prensa había algo que últimamente me daba al ojo. Como no me producía mayores trastornos no creí oportuno comentarlo con nadie. ¿Qué les iba a decir, si no tenía claro nada?               Hacía tiempo que no veía a alguien levantar las dos manos y arañar el aire con los dedos de la victoria para señalar que lo que decía lo ponía entre comillas. Lo hizo un muchacho en el bar de la esquina cuando hablaba con otros. Supongo que no se conocerían mucho y, para que no le malinterpretasen, decidió darle a la mímica.             Nada más llegar a casa enchufo el ordenador y me dedico a hurgar compulsivamente en la prensa escrita que leo todos los días. Conforme voy cliqueando,...

Al calor de Afrodita

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                 Antes planchaba según el montón de ropa que se amontonaba sobre la cama del cuarto donde tengo el ordenador. El día de la semana era igual. Todo dependía de las ganas y el coraje que me daba ver la pila de ropa. Desde principios de año plancho los viernes a la mañana, justo cuando Rajoy Brey y sus cincuenta sombras se reúnen en lo que se viene en llamar consejo de ministros y yo califico como orgías en honor de Venus. Vamos, que cuando Rajoy Brey y sus guajalotes veneran lo venéreo a base de latigazos legislativos, leyes mordazas, prohibiciones de abrazar el congreso y mamonadas por el estilo publicadas en cueros y BOEs susurrantes; yo me aplico, entusiasmado perdido, a las labores de mi sexo y condición en honor de la afrodisíaca Afrodita ayudado por Vulcano, dios de la plancha. Para entendernos, que planchar me pone. El calor tiene esas cosas. Pero a ver, abstenerse interesados-as e...

Aman el dinero como a sí mismos

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            Las veces que fui, por dos funerales, la iglesia parroquial me sorprendió. Era una bajera muy amplia y alta en el espacio interior de una gran manzana. Lógicamente, la luz entraba por las claraboyas del techo y en ningún momento se tenía la impresión de oscuridad o agobio. La pared en la que se apoyaba el pequeño retablo era medianil con otra nave perteneciente a la Cooperativa de Hostelería. El templo católico y el de consumo formaban una ele mayúscula. Jesús, el hijo de Dios, podía estar tranquilo porque no le hacía falta liarse a mamporros para sacar a los comerciantes. Estaban fuera, rodeando el lugar de oración con sus pequeños comercios, bares y hasta con un puticlub cercano (muy normal la vecindad entre edificios religiosos y lupanares).           A principios de este siglo el afán de lucro rápido que se materializó en el ladrillo también hizo carne o cemento ...

Un cuento falso

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                  En primavera me pegué un buen rato en la cuesta de Santo Domingo disfrutando con la grabación de un anuncio de la bebida energética Red Bull. El toro era una moto que salía de los corralillos embistiendo a una cuadrilla de corredores de pacotilla limpios y aseados como para un anuncio de detergente. Yo pensaba que si repetían una y otra vez las mismas escenas era porque no ponían entusiasmo, porque algún cámara no estaba atento o porque las imágenes tomadas por el dron no cuadraban, no sé. El caso es que en aquel montaje lo más real y auténtico era la moto. El piloto, un artista, la tenía amaestrada y hacía con ella lo que le venía en gana.             El otro día aparqué cerca del corralillo y me encontré   con un grupo de orientales que bajaban por Santo Domingo y se plantaban ante la hornacina del santo Red Bull. P...