Significado y significante
Fue como el cocazo pedagógico que precedía a la tormenta ortográfica de las tardes escolares de mi infancia. Al leer la prensa había algo que últimamente me daba al ojo. Como no me producía mayores trastornos no creí oportuno comentarlo con nadie. ¿Qué les iba a decir, si no tenía claro nada? Hacía tiempo que no veía a alguien levantar las dos manos y arañar el aire con los dedos de la victoria para señalar que lo que decía lo ponía entre comillas. Lo hizo un muchacho en el bar de la esquina cuando hablaba con otros. Supongo que no se conocerían mucho y, para que no le malinterpretasen, decidió darle a la mímica. Nada más llegar a casa enchufo el ordenador y me dedico a hurgar compulsivamente en la prensa escrita que leo todos los días. Conforme voy cliqueando,...