Igual es cosa de la edad

 



El otro día, empujado por la lluvia y el tedio de una tarde oscura, asistí al foro consistorial del barrio donde vivo. Los forofos asistentes éramos veintinueve hombres y una forofa de doble papel ya que intervino como ponente y como vecina. Las comparecientes, mujeres en su mayoría, cámaras, ayudantes… sumaban once y eran muchísimo más jóvenes que la forofada. El evento se celebró en el gimnasio del colegio público San Jorge, al que yo llamo La Mandrágora porque allí actuó, por última vez, el grupo formado por Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez (coetáneos de la mayoría de forofos).

Como el aforo previsto superaba, con mucho, la realidad, pude elegir un lugar lo más apartado posible de la línea de fuego de las cámaras oficiales que convierten las actos municipales en realitys publicitarios fomentados por la diosa Fama, trompetera remangada que rige nuestro consistorio y que, cosas del subconsciente, la asocio a la canción Villatripas.

Hace tiempo que la cesión del asiento y el tratamiento de cortesía me invitaron a admitir mi decrepitud física, pero desde la pandemia estoy tomando conciencia de la atrevida indigencia cultural de mucha de la gente joven y hasta jóvenes plus cuando se dirigen a un público desconocido, ya sea en reuniones diversas o en redes sociales. De la hora y media prevista se consumió una hora en distintas exposiciones que me recordaban al cantante que se pega más tiempo explicando las canciones que cantándolas o al cura que da charlas sobre el matrimonio y la crianza.

En veinte minutos se resolvió la participación del vecindario y algunas de las aportaciones ya se habían hecho llegar al Ayuntamiento de forma particular o grupal siguiendo los cauces habituales de participación.

De todo el regreso al pasado al que me llevaron, hubo un asunto que me estalló en la perola. A veintinueve señores de cierta edad se nos explica las muchas y grandes cosas que se hacen en la Casa de la Juventud de Pamplona. ¿A ninguna de esas jóvenes promesas se le ha ocurrido cambiarle el nombre a esa institución del Frente de Juventudes, la OJE o como se llamen los muchas ramificaciones del Movimiento Nacional? No estaría mal resignificar ese edificio.

Las personas organizadoras de estos floripondios, que no foros, deberían ser respetuosos con la forofada de cierta edad y no ir de tan protas.



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