Renaturalizar un patio sería volverlo a su estado natural de patio
En otros artículos denuncié la tendencia a reconstruir ciudades para gloria del culo o del pañal. Montón de caros parquecitos para criaturas de pañal acompañadas y vigiladas por adultos, terrazas de bares acristaladas y bancos de todo tipo para mayores con y sin pañal. ¡Que se joda la chavalería! Como no es efectivo el cartelito de “prohibido jugar al balón” se ponen perifollos ajardinados, arbolillos de Giacometti, suelos plastificados, asfalto coloreado y maceteros enormes que no se pueden regar y terminan siendo papeleras gigantes. Eso sí, que no falte el paseo del colesterol, el tontódromo de los sesenta para jubiletas.
El otro día fui a ver el chandrío que el Ayuntamiento de Iruña ha hecho en el patio del colegio público San Jorge. Me quedé de repiedra. San Jorge, un barrio que a principios de la legislatura pasada, no hace tanto, perdió el único espacio de juego libre, el “Patinódromo”, ahora pierde el cercano patio de la escuela. Según me enteré, en pro de una “renaturalización” a mayor gloria de la naturaleza kuki que trata de alejar a las criaturas y llevarlas a la quietud de la pantalla del móvil.
En un patio enorme (creo recordar que es el más grande de Pamplona), en un entorno pegado al río con su ribera de yerba natural para dar y prestar, árboles frondosos, observatorio de aves y roedores, protegido del tráfico rodado, soleado y acomodado en un silencio inigualable, salvo en las horas de recreo, como debe ser. Ahí, en ese espacio, que no es el de un patio de ciudad petrificada, se han gastado un doblón en “renaturalizar” el patio con la intención de eliminar esos amplios espacios que le permitía al alumnado distribuirlo a su aire y al barrio, si se diera el caso, montar los tinglados que tuviera a bien.
Los autores del destrozo no han estudiado a Francesco Tonucci, ni repasado a Freinet, ni curioseado en los libros de Nicolás Garrote. Y, desgraciadamente, no han tenido la suerte que tuvimos los maestros que disfrutamos del saber y la amistad de Aitor Etxarte. Aitor, que sabía de educación un huevo y de patios o espacios educativos un montón, dedicó un tiempo al estudio de ese patio. Lo que sí está claro es que el Ayuntamiento de Iruña tiene pasta y ganas de boato.
El udal kotxotxo ha consistido en colocar un archipiélago desordenado de islotes ajardinados de nulo uso y un amplio foso de gravilla que dejan inutilizables los espacios que antes ocupaban sobradamente dos campos de futbito, dos pistas de minibasket y distintas y amplias zonas con bancos. A su vez, han hecho algo que ya reivindicábamos hace tiempo, sustituir los ladrillos de parte de la tapia que da al Arga por barrotes para hacer más visible el parque del río; pero, incomprensiblemente, han eliminado el recrecimiento de la tapia que tanto trabajo nos costó que se hiciese. Menos mal que no han tocado la pista cubierta.
Desde su construcción en el 72, tanto en el patio como el edificio, se han acometido obras de mucha importancia. Todas ellas han seguido parámetros de uso, de seguridad, número de alumnos, necesidades del barrio y a las propias de envejecimiento o deterioro por uso y a los haberes de las arcas municipales. Si bien es cierto que en algunos casos, dado el elevado coste, se han ido aplazando.
La tapia se recreció después de muchas batallas y denuncias. El patio está fuera de la vista del vecindario y es lugar propicio para montar juergas no admitidas en calles y plazas. Con el buen tiempo las noches en el patio son hermosas. Las estrellas se hacen visibles y los actos amorosos y todos los que se realizan en los váteres tenían lugar en distintas zonas del oculto patio. El bueno de Tomás, que vivía en el mismo edificio, muchas mañanas tenía que retirar y limpiar, mayoritariamente donde el edificio de infantil, preservativos, jeringuillas, mierdas, compresas, botellas, latas… Llegamos a encontrar hasta un colchón. El fácil acceso animaba al asalto del edificio de infantil y del de primaria accediendo por las escaleras de incendios. Las persianas de infantil las tuvimos que asegurar por dentro porque entraban como Pedro por su casa y cuando pusieron la escalera de incendios, ya daba igual. Entraban por la puerta y pasaban la noche a lo grande y, de paso, se llevaban lo que les parecía interesante. Seguro que estas cosas no volverán a pasar.
Ante la negativa del Ayuntamiento de hacer un estudio de salud y riesgos en sus instalaciones escolares, conseguimos, vía servicio de inspección sanitaria que el Gobierno tiene en Landaben, que un experto hiciese un estudio de todo, edificios e instalaciones. El resultado fue la bomba. Tan fue la bomba que el ejemplar, firmado por el experto, se perdió inexplicablemente. Menos mal que, sabedores de que eso suele ocurrir, reenviamos copias a todos los partidos políticos y les invitamos a una visita guiada por todas las instalaciones. El enrojecimiento de la concejalía responsable fue tan evidente que le llevó a establecer un plan para acometer los ajustes a la normativa vigente y a los apuntes que el centro (APYMA y claustro) sugeríamos. Pero como suele pasar, las obras son más de apariencia que de eficacia, quedaron muchos flecos. Uno de esos flecos chapuceros fue el tema de las escaleras de evacuación desde el tercer piso. El primero las tenía, pero las tenía mal. La propuesta era que al hacer las escaleras desde lo más alto aprovechasen para colocar bien el primer tramo. Se conoce que en su día, una vez colocadas las escaleras, se dieron cuenta que tenían que colocar un malla para que la gente no cayese al vacío y, ni cortos ni perezosos, como es más fácil, colocaron la malla por dentro, dejando los pasamos fuera. Pues bien, cuando se llevaron todos los andamios y quedó visible la nueva obra… sorpresa: el tramo del primero seguía igual. Montamos un pollo, pero dieron por recibida la obra y dijeron que había que arreglarlo en otro presupuesto. En esta misma línea de incompetencia es el caso de las puertas de evacuación de los dos grandes espacios que forman el comedor y el gimnasio. Las puertas tienen que ser dobles y con apertura hacia afuera. Como el suelo de esas dos instalaciones están a mayor altura que el suelo del patio, era obligado poner una larga y suave rampa para que la evacuación fuese lo más natural posible. La obra se hizo en verano y no pudimos vigilar. Tomás se quejó a los obreros, la arquitecta estaba de vacaciones, el plano es el que es...beste cagada: para no comer superficie al patio (hay metros para aburrir) las rampas van pegadas a la fachada y al abrir las dos hojas se cierra el paso. Resultado, las criaturas salen a un balcón. Revolvimos Roma con Santiago y nada, se quedó en que cuando se acometiesen las sucesivas reformas del patio se ajustarían a norma.
En distintos momentos me reuní con mi añorado Aitor para establecer criterios que mejorasen el patio en distintas fases. Teníamos claro que las separaciones de distintos espacios debían ser marcadas por zonas arboladas y de tierra en los bordes cercanos a la tapia y con parterres en las proximidades de la larga fachada de las aulas. Veíamos muy interesante la colocación de un frontón con suelo pulido. Creíamos necesario cubrir una de las tres pistas de futbito y la protección del patio recreciendo la tapia (se hizo con el Plan E de Zapatero y con Yolanda Barcina en la alcaldía). Las dos pistas de futbito restantes, las pistas de baloncesto y la zona de infantil podían redistribuirse y establecer una zona de árboles, tierra y elementos de juegos estables, evitando todo tipo de columpios o similares, y desplazando las pistas de baloncesto a otro espacio y manteniendo solo una pista de futbito. El arenero y los suelos de grava estaban suprimido por sanidad y por seguridad. Todo tenía que ser de fácil limpieza. Estaba previsto un huerto y en las zonas cercanas a las fachadas unos parterres para plantas y/o flores. No se iba a colocar ningún tipo de valla o cerrado bajo por el peligro que conllevan. En una primera obra suprimimos dos pistas cerrada con sólidas barandillas bajas porque por deterioros diversos tuvimos más de un disgusto. Es por esto que me ha sorprendido la colocación del vallado de palos que cercan todas las isletas de hierba. Por la escasa altura, medio metro, e irregularidad en su corte son un peligro muy serio.
Para colmo de los colmos, el plan de “renaturalización” está sin acabar. Me temo que el proyecto persigue hacer del patio un espacio de inmensa quietud, como el que está justo en frente: el cementerio.
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