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Mostrando entradas de mayo, 2013

A Belém

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Cogimos billetes para Belém do Pará, que está a unos 1.700 km más o menos, en una oficina oficial limpia e informatizada que hay en el muelle flotante de Manaos. Nos decidimos por pasajes del segundo piso que costaban 200 reales, aunque los del primero salían por 180. La diferencia estaba en el aire acondicionado y en que en el primero se transportaban mercancías. A las horas de montarnos comprobamos que el aire acondicionado no enfriaba y en el primero, aunque muy sucio y descuidado, se aguantaba mejor el calor. En el tercer piso había dos filas de camarotes, solárium, bar, tele y una zona cubierta que en la primera parada se llenó de chinchorros. A diferencia de otros barcos, en el Amazonas Star, va a unos 20 km por hora, las barras para colgar las hamacas estaban más juntas para que entrase una fila más de hamacas. La putada estaba en que cuando te tumbabas tocabas el suelo y el listo de turno te podía poner la suya encima. Visto lo visto opté por atarla desde la tela. Me qu...

Manaos-Banda do Jangaideiro

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Con la decisión clara de no comer en sitios decentes y hacer tiempo hasta la cena, decidimos adentrarnos, a eso de las dos, en la parte cercana al viejo puerto. Sorteando basuras de los comerciantes que ya habían descargado sus mercancías llegamos a una especie de bajera-bar, con toda la persiana subida, que se extendía por la acera con sus mesas y sillas a la sombra de un árbol y de un kiosko de prensa. Un equipo de música bastante majo, atriles y pies para micrófonos descansaban recostados en una de las paredes del local. Nos acomodamos los cuatro en torno a una mesa de plástico colocada en el la línea fronteriza entre la bajera y la acera. Acertamos porque en el interior, ocupado por unos señores mayores que veían la tele, hacia más calor y no corría aire. Nos atendió una muchacha sorprendida de ver a unos guiris sentados tranquilamente en una de las mesas. Estaba muy lejos de ser el modelo idealizado de brasileña que sonríe y cautiva al personal para que entre y consuma. Muy...

La esclavitud cauchera

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Manaos nació al mundo con la fiebre del caucho, allá por la vejez del siglo XIX y la infancia del XX. Pasó de ser un fuerte en 1669 a un urbe de casi dos millones y medio en la actualidad. De su época de esplendor quedan el Teatro Amazonas, el Palacio de Gobierno, el Mercado Municipal, la Aduana y algunas casitas coloniales demacradas, desahuciadas, ignoradas por su escasa rentabilidad. De las innovaciones mundiales como el tranvía o la iluminación eléctrica ya no queda nada que evoque su existencia. El Teatro Amazonas es majestuoso, proporcionado, muy parecido a otros muchos de Europa, aunque con la peculiaridad de estar en Manaos. Es un trocito de Europa anclado en el Amazonas. El dinero obtenido por el caucho embriagó a los potentados hasta el delirio de contratar a un arquitecto italiano que se lo materializó con lo más exquisito del mundo. Europa era lo más de lo más, los caucheros los más de los más ricos y el Teatro Amazonas es un derroche. Maderas rusas, mármoles de Ca...

Manaos- Compro oro

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Manaos está inundado de anuncios de compra de oro y plata. Paseábamos por la muy concurrida plaza Matriz. Yo llevaba la mochila colgada al hombro y me retrasé un poco porque cerca de un parterre elevado había un grupo de gente escuchando a una charlatana que vendía remedios religiosos para males físicos. En un visto y no visto me vino encima un muchacho que caía desde el parterre. Con un reflejo instintivo me protegí o le protegí poniendo las manos para que no me cayese encima, pero no sirvió de nada. Me empujó, me arrancó la finísima cadena de oro, con un crucifijo tipo griego que me regaló mi madre cuando yo tenía dieciséis años, y siguió corriendo. Al girarme para correr detrás de él, otro me empujó y no fui al suelo de churro. Le di la mochila a Sara, eché a correr, pero con tanta gente era imposible abrirse paso con rapidez y al cabo de un rato regresé con mis amigos. Los comerciantes de los chiringuitos se compadecieron de mí animándome a denunciar el caso ante la abunda...

Comercio en Manaos.

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Manaos no es barato. Aunque es puerto franco, la vida diaria es cara para los nativos y no muy favorable para nosotros. Mucho más que en otras poblaciones pequeñas, en Manaos tienes la sensación de ser una especie de cajero con dos patas o un flotador al que agarrarse para sobrevivir un poco más. Siempre he asumido sin ningún problema la parte alícuota que me corresponde por ser turista y no he puesto ninguna pega a contribuir a mejorar la situación económica del personal. Es más, lo hago encantado y, en muchos casos, por iniciativa personal. Con la intención de curiosear y de no andar por la calle a tropecientos grados entramos en unos grandes almacenes de C&A donde todos los productos tienen marcado su precio, no se regatea y sabes que no vas a pagar más por ser de fuera. Las cosas de valor como relojes, joyas o pequeños electrodomésticos estaban en vitrinas. Todos tenían marcado el precio y la cantidad mensual que tenías que pagar en caso de que fueses a soltar la mosca en seis...

Desahucio

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Manaos 1

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A medida que nos acercamos a Manaos van apareciendo poblaciones grandes a la vez que aumenta el tráfico de pequeñas embarcaciones de pasajeros y de grandes trasatlánticos. La selva deja de ser tan arbolada como días atrás y pasa a mostrarnos prados y zonas de cultivo. La selva ya no es virgen. A la entrada de Manaos pudimos apreciar el encuentro de las aguas marrones del Amazonas con las negras de río Negro y el largo puente (3.595 metros) que lo cruza. Según nos dicen orgullosos los brasileiros, es el puente atirantado más largo del mundo. Luego me enteré, en la wiki, que es el segundo. El más largo está en Venezuela, sobre el Orinoco. A buena distancia del puerto, el barco fue girando y sin movernos de nuestro trocito de babor (todo dios estaba contemplando el espectáculo) contemplamos la aparición de Manaos. Acostumbrado a la monotonía plana del río y de la selva, al marrón y al verde, Manaos me impresionó. La línea recta del horizonte se vuelve almenada por rascaci...