La economía no es graciosa
Caso A.- Si un humorista cuenta una historia, todo el mundo se ríe. Dibuja
una caricatura y gana dinero.
Caso B.- Si un
economista cuenta la misma historia que en el caso A, solo se ríe el que le
paga. Dibuja un retrato y, además de ganar dinero, hace una inversión.
¿Por qué nos reímos con
A y no con B? A no se presenta y actúa. B se presenta como economista y alecciona.
Recogido en la prensa
la semana pasada:
La Comisión Europea ha
corregido al alza las previsiones de crecimiento de España. A mediados de
noviembre dijo que crecería 1,7 % en el 2015 y 2,0 % en el 2016. Ahora, en
febrero, consultando los posos del whisky de la noche anterior, la CE se viene
arriba y dice que será del 2,3 y del 2,5 respectivamente. Sí señor. Apoyando a
los amigos del PP.
En enero, el FMI dejó
claro y transparente que el crecimiento para el 2015 iba a ser del 2,0 %. De
Guindos, que estudió económicas en la misma universidad que Christine Lagarde, pero
en el grupo D, ya había dado los mismos datos que el FMI a la hora de hacer los
presupuestos. Sin embargo, al enterarse de los cálculos de la CE cambió de
opinión. El primer resultado lo di después de consultar a la Virgen del Pilar,
manifestó De Guindos en una rueda de prensa a la salida del retiro que todos
los primeros viernes de mes celebra el Consejo de Ministros en la capilla del
Banco de España.
Bruselas, con mucha más
profesionalidad que Madrid, en su informe, con tinta simpática, dice que obtiene
los cálculos considerando la bajada del petróleo, la debilidad del euro y la
flexibilización cuantitativa de los bonos (?). En una separata, sujeta al
documento principal con un alfiler, aclara que para ponderar los datos se
deberán estimar las cuatro elecciones del 2015, el bajo crecimiento del PIB (incluido
el putiferio, el tráfico de drogas, el juego y las ventas de mercadillo), los
pasivos de las autopistas (tiene gracia que haya pasivos donde debe haber
movimiento), las ayudas a la banca, el empeoramiento de la inflación y el
aumento de la deuda pública. ¡Gora Berlanga y el imperio Austrohúngaro!
No es serio que gente
de estudios, con acceso por fibra óptica de 500MB y secretarias muy eficientes,
obtengan resultados tan dispares. Aunque la economía es una ciencia social sujeta
a variables descacharrantes con apoyos en la teología, la astrología, la sociología,
la sicología, el ilusionismo y otras artes, estoy convencido de que estos y
estas economistas copiaban en los exámenes o sobornaban al conserje de la
fotocopiadora. Sino no me lo explico.
Con tanto dato se me
olvidaba aclarar que lo expuesto es macroeconomía, un palabro con el que se
quiere dar a entender que somos pardillos y que mejor no perder el tiempo
explicándonos lo que a un economista le ha costado años de estudio. La macro es
algo así como un no sé qué de la física cuántica en el juego de Messi. Lo que
los mortales podemos llegar a entender, y no siempre, es la microeconomía, lo
básico, lo de andar por casa: consumo, empresas y trabajadores.
¡Ojo! Que lo uno no
tiene que ver con lo otro. Tu microeconomía puede ser una mierda y la macro una
maravilla; mas nunca verás una micro
estupenda y una macro desastrosa. Mientras a nosotros nos llega el agua
al bigote, los gurús nos mean encima a la vez que proclaman que hay signos evidentes
de que ya no llueve. Es para animarnos, para que afrontemos la muerte con
optimismo. Tenemos que entender que la economía es un estado de ánimo y los
economistas son siquiatras que extienden recetas para curarnos. Tanto es así
que la crisis del 29 fue la Gran Depresión.
Mi plaza es el
escenario perfecto para entender lo dicho hasta ahora. Al principio de la
crisis quedaba una esquina sin construir y cantidad de carteles de venta y
alquiler en las ventanas. Fueron amarilleando y poco a poco desaparecieron. La
crisis se ocultó, los pisos no se vendieron y a día de hoy siguen vacios. Una
bajera muy arreglada ha sufrido distintas mutaciones comerciales y sigue sin
funcionar. La peluquería ha cambiado de dueños con la misma traza de no cortar
un pelo. Así estaban las cosas hasta que a Mariano y sus compinches europeos les
entró el miedo electoral y se pusieron a servirnos chupitos de salida de la
crisis. "Aumenta la venta de pisos" "Crecemos"... En año y
medio se construyó la casa que faltaba (hoy sigue virgen del todo). Hace unos
meses rasearon el ladrillo hueco de tres bajeras vacías y las pintaron de
blanco. Pregunté a los obreros por los negocios que se iban a poner y me
dijeron que si fueran de ellos no pondrían ninguno. No tenían ni idea. A los
días les rotularon un "VENDIDO" que se ve desde la otra punta, pero
siguen muertas. A una le han colgado un cartelito de "Se alquila".
Voy a ver Bienvenido, Mister
Marshall.
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