Libros de bajo consumo
En
trescientos y pico años las cosas no cambiaron mucho, el saber seguía
difundiéndose con el procedimiento que parió Gutenberg, y los "sublevados"
del 36 se pasearon por los pueblos de Navarra matando a diestro y siniestro y haciendo
hogueras con los libros que encontraban en escuelas y bibliotecas. Por eso los
maestros fueron fusilados a mansalva por los matarifes del momento. En la iglesia siempre hay pirómanos y
justicieros que obedecen las órdenes divinas que cuatro amanuenses pusieron en
pergamino y posteriormente se editaron en papel. Los que llevaban la cruz en el
pecho y leían libros sagrados crucificaban a los amantes de la libertad y bendecían
su fusilamiento.
Cuando
éramos adolescentes, la lectura de novelas, tebeos, poesía... también estaba
mal vista y los que metíamos horas entre sus hojas estábamos en alto riesgo de
perder el juicio y salirnos de los cauces establecidos por los hombres de bien
que dirigían en cuerpo y alma la Pamplona de posguerra (ahora la siguen
controlando sus descendientes). Había que hacer deporte, sobre todo futbol, y
llevar una vida sana y colectiva; lo individual e íntimo estaba mal visto.
Pasábamos muchos ratos encerrados en nuestra habitación o en el váter.
En
los finales del franquismo y en el posfranquismo se culpó a los juguetes
"bélicos" de las conductas belicosas y a las series de dibujos
animados, abundantes en mamporros, muertes y resurrecciones, de las conductas animadas de los impúberes. Además,
la juventud se descarrió en el mundo del sexo, la droga y el rocanrol porque
sus padres eran liberales hipilondios que leyeron libros y escucharon música al
margen de los cánones marcados por la dictadura. Aquellos progenitores amorales
no vigilaban a sus vástagos.
En
estos tiempos "revolucionarios", toda la violencia tiene su origen en
Internet y en los videojuegos. Las criaturas se pegan horas y horas delante de
la pequeñísima pantalla, del tamaño de un libro, se les seca el cerebro y pierden
el oremus. El chateo, no la carta, se ha convertido en el medio subversivo que
utilizan los malos y la malas para comunicar sus maldades y difundir por las
redes sociales falsedades, mentiras, guarradas sin límites y quedadas para
derrocar el poder. Internet es el diablo y los libros ya no son lo que
eran. A nadie se le ocurre decir que los
jóvenes hacen esto o lo otro por un exceso de lectura, porque han leído a Galeano, Gunter Grass... Mira
por dónde, ahora se dice que leen poco o nada, que no saben escribir y que por
eso a la muchachada se le va la olla. Pasan mucho tiempo en su habitación.
Siguiendo
el argumentario de que la lectura es la causa de conductas alocadas, me
pregunto qué leches han leído, si han leído algo, los asesinos, los corruptos,
los banqueros. ¿Igual leyeron y lo que pasa es que no entendieron nada? Hay mucho libro de cocina, mucho programa de
cocina, cada vez cocina menos gente y comemos mierda condensada.
¿Y si todo se debe a que la
lectura es un vicio solitario?
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