Libros de bajo consumo




              El bueno de Alonso Quijano pasó a ser Don Quijote porque "Leía tanto y dormía tan poco, que se le secó el cerebro y se volvió loco". El cura y el barbero, también lectores de libros, animados por el ama y la sobrina de Alonso Quijano tiraron a la hoguera los libros que le hicieron perder el juicio; pero se guardaron algunos que estimaron no merecedores del fuego purificador. Pasaba muchos ratos a solas, encerrado en sus estancias.
            En trescientos y pico años las cosas no cambiaron mucho, el saber seguía difundiéndose con el procedimiento que parió Gutenberg, y los "sublevados" del 36 se pasearon por los pueblos de Navarra matando a diestro y siniestro y haciendo hogueras con los libros que encontraban en escuelas y bibliotecas. Por eso los maestros fueron fusilados a mansalva por los matarifes del momento.  En la iglesia siempre hay pirómanos y justicieros que obedecen las órdenes divinas que cuatro amanuenses pusieron en pergamino y posteriormente se editaron en papel. Los que llevaban la cruz en el pecho y leían libros sagrados crucificaban a los amantes de la libertad y bendecían su fusilamiento.
            Cuando éramos adolescentes, la lectura de novelas, tebeos, poesía... también estaba mal vista y los que metíamos horas entre sus hojas estábamos en alto riesgo de perder el juicio y salirnos de los cauces establecidos por los hombres de bien que dirigían en cuerpo y alma la Pamplona de posguerra (ahora la siguen controlando sus descendientes). Había que hacer deporte, sobre todo futbol, y llevar una vida sana y colectiva; lo individual e íntimo estaba mal visto. Pasábamos muchos ratos encerrados en nuestra habitación o en el váter.
            En los finales del franquismo y en el posfranquismo se culpó a los juguetes "bélicos" de las conductas belicosas y a las series de dibujos animados, abundantes en mamporros, muertes y resurrecciones,  de las conductas animadas de los impúberes. Además, la juventud se descarrió en el mundo del sexo, la droga y el rocanrol porque sus padres eran liberales hipilondios que leyeron libros y escucharon música al margen de los cánones marcados por la dictadura. Aquellos progenitores amorales no vigilaban a sus vástagos.
            En estos tiempos "revolucionarios", toda la violencia tiene su origen en Internet y en los videojuegos. Las criaturas se pegan horas y horas delante de la pequeñísima pantalla, del tamaño de un libro, se les seca el cerebro y pierden el oremus. El chateo, no la carta, se ha convertido en el medio subversivo que utilizan los malos y la malas para comunicar sus maldades y difundir por las redes sociales falsedades, mentiras, guarradas sin límites y quedadas para derrocar el poder. Internet es el diablo y los libros ya no son lo que eran.  A nadie se le ocurre decir que los jóvenes hacen esto o lo otro por un exceso de lectura,  porque han leído a Galeano, Gunter Grass... Mira por dónde, ahora se dice que leen poco o nada, que no saben escribir y que por eso a la muchachada se le va la olla. Pasan mucho tiempo en su habitación.
            Siguiendo el argumentario de que la lectura es la causa de conductas alocadas, me pregunto qué leches han leído, si han leído algo, los asesinos, los corruptos, los banqueros. ¿Igual leyeron y lo que pasa es que no entendieron nada?  Hay mucho libro de cocina, mucho programa de cocina, cada vez cocina menos gente y comemos mierda condensada.
            ¿Y si todo se debe a que la lectura es un vicio solitario?

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