Sentido común


El sacerdote moja el pulgar de la mano derecha en el Santo Óleo y unge, haciendo la señal de la cruz, los ojos, las orejas, la nariz, la boca, las manos y los pies del que está para pocos trotes y a un paso de irse. Es una fórmula para pedir perdón por los pecados cometidos con cualquiera de los cinco sentidos o vehículos de placer. Este protocolo no me gusta nada porque trata al palmante como ser irracional. No es mi intención enmendarles la plana a los profesionales del sacerdocio, pero ungir la frente sería todo un detalle. Nos daría el nivel de pecadores con sentido común, con cabeza. Somos seres a los que desde su más tierna infancia se nos inculca "hacer las cosas con los cinco sentidos", concentrados en lo que hay a fin de no ser engañados por nadie o por cualquiera de los sentidos que, en más de una ocasión, pueden actuar por libre, jugarnos una mala pasada y hacernos quedar como lelos. Me preocupa el deterioro de la facultad de discernir. Las autopistas de la información, los sentidos, están siendo bombardeadas permanentemente para desconectar el cerebro.

La vista se va echando a perder con la edad y es muy sensible a agentes externos e internos hasta hacernos ver doble o rosa, a considerar que el tuerto sea rey en el país de ciegos, que no veamos la viga en nuestro ojo y sí la paja en el ajeno, que seamos ciegos cuando nos enamoramos o, la más estúpida, que los ojos sean los espejos del alma. ¡Y una mierda! La gente no ve ni tres en un burro, creo. La vista tiene fama de manipulable. Podemos hacer la vista gorda, mirar para otro lado o cerrar los ojos para no sentir aunque nos cueste un ojo de la cara...   «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira» como dejó claro Campoamor y hoy rubrican fiscales y jueces. Las cejas sirven para insertar metales, plásticos y maderitas.

A base de cascos, pinganillos, estribillos mil veces repetidos y ruidos de fondo cuesta oír con claridad y entender lo que se dice. Las palabras entran por un oído y salen por el otro. Es corriente hacer oídos sordos a las palabras necias de los corruptos. Nos comen la oreja día tras día. Quieren que no queramos ni oír hablar de... A cañonazos van matando las moscas que se posan detrás de las orejas. Los pabellones auriculares sirven para apoyar las gafas y como perchero de metales, plásticos y maderitas.

En plan wikipédico podemos decir que en asuntos olfativos el tamaño del órgano tampoco importa (hay gente que no tiene olfato y tiene buena pinocha); que olisqueando podemos evocar situaciones vividas hace mucho tiempo, como le pasó a Proust con la magdalena; que nos permite diferenciar la fragancia de la pestilencia; y que, desgraciadamente, sus averías no tienen arreglo. No hay aparatos supletorios como existen para los fallos de vista o audición.  Pero en plan práctico, analizando lo que sucede en política, podemos decir que la gente vota tapándose la nariz porque algo huele mal en España. Desgraciadamente empleamos metáforas para explicar la realidad. Si la corrupción oliese como creemos que huele, aquí no pararía ni Dios. Las narices sirven para apoyar las gafas y para ensartar metales, plásticos y maderitas.

No me cabe la menor duda de que el gusto se nos echa a perder con la moda, la comida precocinada, el azúcar y el pensamiento único. El crimen puede parecer cabello de ángel y la calabaza atesorar un retrogusto facha de no te menees. Pretenden que traguemos con todo. La crisis se sazona con fútbol, lotería y migajas sicológicas. Se presentan en bolsitas, en grageas, en  píldoras de felicidad televisiva o en frases positivas que se cuelgan en facebook argumentando que los deseos se cumplen rezando... Esos sí, el objetivo es lucir una piñada blanca, sana a más no poder. Los labios sirven para ensartar metales, plásticos y maderitas.

El tacto es un sentido de amplio espectro y extensión. Es el sentido que actúa por contacto, el orgásmico por excelencia, el manual, el de las caricias y los besos. Es también el más difícil de controlar o alterar por parte de los agentes externos. Bueno, no del todo, porque a la menor te sueltan una tanda de leches o te ponen la piel de gallina a base de sustos. Pero que se jodan, el placer es el placer.  La piel sirve de lienzo y para insertar metales, plásticos y maderitas.


Como somos pecadores por naturaleza y eso no nos lo pueden quitar, a disfrutar. Y si, además, podemos utilizar artilugios para mantener vivos los cinco sentidos, ¡utilicémoslos!, que para eso tenemos cabeza.

Comentarios

  1. Ay, amigo, ¿y qué me dices del sentido común? Espero tu próxima entrega.

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  2. Lo estoy estudiando. El sentido común lucha entre las órdenes superiores, la disgregación-unión, entre el método y la ética, el fin y los medios, estrategia-táctica. Menudo libro me pasaste. Creo que el sentido común es la Ética y no la Estética.

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    1. Me refería a si el sentido común también se desgasta como los otros sentidos...

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    2. Solo se jode si no se usa.

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