Donde hay Matas, hay patatas


Jaume es un señor de fiar. Un modelo de hombre político que por causas ajenas a su voluntad perdió los papeles. El Sr. Matas, según los jueces, no es necesario que ingrese en prisión porque no hay riesgo de fuga. Vamos, que no va a desaparecer, que se le va a poder ver por la calle o por los cafés.
           Y yo que pensaba que la cárcel era para los delincuentes, va y resulta que es para los que se pueden fugar. ¿Y de dónde?  Del único sitio del que tenía conocimiento del que te podías fugar era de la cárcel. Por eso ponen tapias altas, alambradas, alarmas y perros de presa. De la sociedad no te vas a saltar la tapia para meterte en la cárcel, digo yo. Además que no te iban a dejar. Lo normal es que si estás bien no te fugues. El Sr Jaume Matas, mejor que en su casa y en la calle no va a estar en ningún otro sitio.

Y se me ocurre, no sólo piensa uno cuando es fiesta, que los delincuentes comunes, los corrientes, los del sentido común, podían ser tan matas que ante la posibilidad de ingresar en prisión, declarasen su firme voluntad de no escaparse de la sociedad, de ser visibles, de no saltar la tapia de la cárcel para ingresar en ella.
            Es que no hay comparación entre ser un matas, con carrera y posición (inspector de hacienda); que un matao de tres al cuarto.

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