Hacienda se lleva el veinte por ciento de la lotería.



Los pájaros y patos que dan vida al Arga y sus orillas no distinguen un día de otro y hacen lo mismo que la semana pasada. Yo tampoco distingo por sí, si es Navidad o no; pero como  la publicidad forma parte del aire que respiro, como el oxígeno, me han metido en la cabeza que estamos en Navidad. Ahora, más que nunca, me he convertido en un comprador compulsivo; en un gilipollas cursi que ama a todo dios; en un borrego que pasta en un campo de serrín y musgo bajo un cielo de papel azul en el que el día y la noche se suceden cada 30 segundos. Tenemos que celebrar no sé qué en el tiempo forma y manera que nos dice el pastor. ¿Pero hay algo que celebrar?
Una mujer con claros síntomas de padecer el SN (Síndrome de Navidad) pasea un perro canijo vestido de rojo con cenefas blancas. El perro, al ver que le miro, baja la cabeza avergonzado. Me entran ganas de llamar al 112 para que detengan a la dueña.
Caminando por las acera tengo que sortear renos y árboles blancos con lucecitas parpadeantes de bajo consumo que me consumen. ¡Joder!  Me encuentro con un Olentzero albino cosido con hilos luminosos en movimiento. ¿Y yo vengo a comprar a estos sitios? Mira por dónde, hago propósito de no comprarles más.
Madero, el joyero, me da un calendario de bolsillo. El de la carnicería me regala uno de pared con abundante publicidad. El del restaurante Pin, el otro día, me dio una caja muy decorada con un calendario tipo persiana de las de antes. Se empeñan en que reconsidere que he consumido 365 días y sus correspondientes noches. Solo me pongo reloj de ciento a viento, como para colgar un calendario.
Me encuentro con Sebastin, un ghanés extraordinario de quince años que en su día me enseñó a orientarme por el sol. Va en bici. Su familia está bien. Me acuerdo de Serín, un senegalés altísimo, que después de tres años de disfrutar de sus enseñanzas me solía llamar a la escuela interesándose por mi vida. Le di unos zapatos para que acompañase, como paje, a un baltasar pintado. Ahmed, que va a la mezquita, se alegra de verme y me da recuerdos para Sara. Unos críos, vestidos de caseros y caseras, cantan villancicos en inglés. Me dicen que se los ha enseñado la teacher. Entraba en el examen del trimestre.
Paso por Lin. En la barra está el Marca. Florentino Pérez finaliza el año con un mensaje de Blanca Navidad. No dice nada de sus empresas. Esas que pactan con los reyes de Oriente y montan belenes y cristos para conseguir oro, ocultar la pestilencia con incienso y embalsamar sus triunfos con mirra. El de Felipe VI está al caer, el de Barcina se espera que suene a despedida. No los escucharé.
El correo y los guasap son truchos mil veces reenviados. El buzón del portal está vacío. En la página de Google aparece un tío sobre esquís, arrastrando un trineo.
La PAH sea contigo.

Comentarios

  1. Me vas a dejar sin adjetivos para calificar lo que escribes. Para mí, de lo mejor que te he leído. Un abrazo laico para ti y para quienes quieres.

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Eso es que me quieres mucho. Un abrazo para ti y para los tuyos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ascensor Social

La casa de Tócame Roque

Txistorra al curry