Caro carro
Cada vez que voy al híper y cojo
un carro tengo la certeza de que no lo podré conducir e irá por donde se le
pase por sus santos cojinetes (no en balde, a las ruedas que giran todo se les
llama "locas"). Raro es el carro que me obedece. Incluso creo que van
bien al entrar, pero a medida que avanzo entre las estanterías se cabrean e
insisten en ladearse para que compre cosas que no tenía pensado. Tan pronto empujo
o tiro, como que tomo las curvas en plan Marc Márquez para no chocar con los
expositores. Y como los jodidos son tan grandes van gritando que los llenes. Termino
con los brazos hechos polvo, la cintura desenroscada y la cartera limpia.
Con
la intención de no someterme a la dictadura de los híper en su totalidad, suelo
coger una cesta con ruedas. Las llevas por donde te da la gana y no gastas
mucho ya que son de un tamaño humano. Las ruedas no giran, no son locas y no te
conducen por donde ellas quieren. Y, además, no tienes que tener el euro de
marras e ir a la venta la puñeta a dejar el jodido carro.
Ahora
que vamos a tener elecciones me percato de que los carros, perdón, los partidos
grandes te llevan por donde se les pasa por sus santas gónadas y te venden la
burra como si fuera un tractor. Al principio parece que lo llevas por donde
quieres, pero en cuanto pasas por la puerta del colegio electoral, se jodió el
asunto. Aquí coges leche, allí café, a
la vuelta el azúcar... ¿Quieres papel higiénico? Pues te jodes. No haber comido
tanto. Ahora tienes que comprar aceite de oliva.
En
estas autonómicas y municipales, que son más de súper o de tienda de barrio que
de gran superficie, me cogeré una cesta
con ruedas. Los carros grandes son un estorbo.
El símil es realmente sublime. Además, te voy a hacer caso (je, je).
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo que nos van a cobrar igual las bolsas... hagamos lo que hagamos. Un abrazo JJ.
Eliminar