Encierro budista
Estamos cerca
de la frontera con China y la única carretera de conexión con Laos es la
arteria principal de Luang Namtha. Así que la circulación de camiones es maja. El
pueblo es tranquilo, limpio y ordenado en sus servicios públicos de escuelas,
polideportivo, hospital y agrupaciones mancomunadas de trabajadores. Vive del
cultivo de arroz y maíz y últimamente del turismo que acude a la reserva
natural que está allí mismo. Estamos en la zona del opio, pero parece que ya no
se cultiva en la proporción de antes. Ni
señal de policía o militares por la calle. De vez en cuando por la megafonía
que hay por el pueblo se sueltan discursos. No hay templos ni monjes en las
cantidades que había en Tailandia. Bueno, es que ni se ven, al menos en el casco urbano.
Alquilamos un
tuk-tuk para ir a ver una cascada y una estupa. La cascada nos decepcionó, la estupa tuvo su punto y lo mejor, el paisaje
de arrozales. Subimos doscientos cuarenta y ocho escalones para ver la estupa. El
caso es que había dos. Una nueva muy repintada y fallera y la otra una ruina
que nos percatamos de su presencia cuando nos marchábamos. Estaba cubierta por
matorrales y sus ladrillos, comidos por la humedad, se confundían con el
entorno. Supusimos que la destrozaría la aviación americana porque las fuerzas aéreas
yanquis dejaron Laos, entre el 64 y el 73, llena de cráteres. El mayor y más
potente ejército del mundo lanzó más de 260 millones de bombas de racimo sobre
Laos en una especie de guerra preventiva para que no apoyasen a Ho Chi Minh y
cayesen en brazos del comunismo. Jódete derroche asesino. Vietnam les mandó a
la mierda y Laos es comunista. ¿Cuándo aprenderán?
La paliza de
subir tanto escalón mereció la pena por
los búfalos que había pastando cerca de las estupas. Como era siete de julio y
siempre que viajo llevo un pañuelo rojo, me lo anudé al cuello y me dediqué a citar a los bichos. ¡Eh, toro! Nada. ¡Eh, búfalo! Nada. Será que
no saben castellano y se lo tengo que decir en laosiano -les dije a mis compas
que estaban de reporteros gráficos. Pero como de laosiano no tengo ni idea probé
en britis, en til y en pai con unos ¡togo! ¡yu! ¡bul! Nada. Para que luego
digan que el inglés es necesario. Me fui creciendo y acercándome a los bichos
budistas y los debí acojonar tanto, el pañuelo comunista al cuello no les
resultó familiar, que empezaron a ir pa’tras
pa’tras y casi se despeñan. Menos mal que apareció de entre unos matorrales una
mujer que los tranquilizó. La pastora se me quedó mirando con pintas de estar
pensando: este tío es gilipollas. Al alejarnos del intento de encierro, la
mujer volvió a desaparecer entre los matorrales. ¿Y si llegan a embestir? Abríamos
arrancado colina abajo saltando los escalones de tres en tres e implorando a
Buda que los torease con su túnica.
¿dónde está la foto de "toooooro"?
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