Recordando a Javier Rey Bacaicoa



Ciencia ficción. Ceros y unos

Para Javier
el balón era una esfera que, a una patada nuestra, rodaba por los senderos de la Vía Láctea.
Los palos de las porterías eran hitos a lo largo del camino para aclarar agujeros negros, ilustrar bosques de estrellas o revelar imágenes "del mayor de nuestros deseos".
El objetivo, un ojo manipulador que trata de pintar en un instante las sombras de la mañana y la luces de la noche.
Por Javier
los cuadernos dormidos de clase se pusieron de pie en una pantalla.
Los campos de la biología se hicieron carne escolar; los ceros y unos mutaron en blancas y corcheas; enraizaron letras y números, florecieron cuentos, sonaron canciones.
La leyenda de san Virila, que tanta gracia nos hizo, pasó a ciencia como síndrome.
La villavesa, el relato; San Fermín, la foto.
Con su sonrisa permanente me dijo que el uno era el perfil del cero y la ficción nacía cuando la ciencia soñaba.
Gracias, Javier.

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