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Mostrando entradas de 2017

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No te comas el coco, el futuro perfecto es un tiempo verbal, nada más.

Protocolo principal

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Llevo unas horas con un cabreo que no me deja escribir con fluidez. Con boli habría roto unos cuantos folios. Ahora palabreo dos líneas y le arreo con ganas a la tecla grande de suprimir a la izquierda.  Pongo cosas como "¿De qué van?", "Están tontos del culo para arriba y del culo para abajo", "¿No hay nadie con cabeza en ese puto departamento?", "¿A qué juegan?", "¿No tienen maestros con sentimientos como los que yo he conocido?", "¿Hay alguien ahí?", "¿El cambio era esto?". Un maestro me cuenta que el departamento de educación está llamando a los centros para que coloquen en la página web del colegio un enlace al documento  que el departamento tiene en la suya. Ese documento viene a titularse PROTOCOLO DE ACTUACIÓN ANTE AGRESIONES EXTERNAS... Es un tríptico muy colorido, con mucho dibujito y poco contenido serio. Con una pegatina habría bastado. Si el departamento ha gastado un dinero en su confección y diseñ...

Perifollos

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En un pueblo de Navarra, cuyo nombre no viene al caso, vivía un señor de poca o nula tierra y duro trabajo en una fábrica. Era tal su afán por demostrar que era alguien a envidiar que se compró un tractor. Para darle cobijo a la llamativa máquina construyó, adosado a su casa, una cochera. Dependiendo de su jornada laboral, bien por la mañana o bien por la tarde, paseaba el tractor calle arriba calle abajo y lo aparcaba al aire libre. Poco antes de ir al tajo lo metía en el garaje. En los noventa se construyó en el barrio de San Jorge un original parque anejo al centro de salud. Tiene un diseño asimétrico, rompedor y descontextualizado. Cuando se tratan por separado los distintos elementos que lo ornamentan sorprenden por su desubicación y nula funcionalidad. Siendo cierto que el diseño es fruto de una mente artística, estoy totalmente convencido de que el creador del parque hizo lo que hizo por un exceso de nicotina y por mandato de Alexander Fleming. Hay un algo misterioso que ...

Datos a punta pala

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Tiempos ha, la caja donde dejaba la pasta era un señor que me saludaba al entrar y me preguntaba por el motivo de la visita y punto. Tenía una cara humana, más o menos dura, que, de vez en cuando, alargaba su brazo y ponía recibos en el buzón. No me llamaba por teléfono para darme la vara sobre asuntos que según sus intereses me podían interesar. Hoy, esa caja es un cíclope que almacena información en un banco de datos. Cuando tiene hambre los cocina a fin de dejarnos más secos que la mojama. Muchas veces me veo como un pernil colgando de un clavo en la despensa de la sucursal que tengo delante de casa. No soy el único. Me rodean otros muchos que tiemblan y sudan como yo. De vez en cuando se abre la puerta, la hoja del cuchillo jamonero centellea y un sudor frío me hiela hasta el tuétano. Al instante llega a mi móvil un SMS, un correo electrónico o una llamada para comunicarme que por mi bien, por mi interés, el cíclope, desinteresadamente, me ofrece un chollo. Me nieg...

Borrar huellas

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Salimos a dar nuestro paseo diario. Tiramos para San Juan con intención de acercarnos hasta la Media Luna o por allí. El asunto es caminar. Al pasar por la avenida Bayona se le ocurre a Sara sacar dinero en una sucursal de la Caixa que nos pilla de camino. En el escaparate hay un enorme anuncio rojo " Family Ilusiones" (tanto rollo para ofrecer un préstamo). No tenemos que empujar ninguna puerta. El local es diáfano, las paredes del fondo tienen paneles luminosos incorporados, sofás amplios,  mesas para cuatro personas con sillas estilizadas; todo muy lujoso y minimalista. Un tío que yo pensaba que ya estaba jubilado conversa con su víctima en torno a una mesa, como si estuvieran en casa. Les faltan las pastas y el café. Un pequeño letrero en la pared nos dice que estamos en una oficina CaixaBank store . Entre unos señores que toquitean las tabletas surge una muchacha, empleada del establecimiento, que nos pregunta qué deseamos y si tenemos cita. Tardamos en responder. ...

Para colgar

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Cuando un gerifalte quiere quedar bien con el pasado y paralizar el futuro monta un museo en algún edificio público emblemático que agoniza. Reúne a su equipo y después de comer musean. –Mus, mus  –dicen el alcalde y su teniente. –Vale –dice el de urbanismo– como digáis. – ¿De qué? –pregunta la concejala de educación, antes de jardines y charcos. –¿De qué? Ni puta idea. Tú dirás, Nekane. Quieras o no, la cosa es de tu cartera. Hay que llenarlo de críos de colegio... Bueno... y de ikastolas –aclara el alcalde viendo las caras que ponen los demás. –¡OK! Encargaré un estudio a un equipo de expertos. Igual le llamamos centro de interpretación. Está de moda. –Como quieras. ¡A jugar! –dice el alcalde frotándose las manos. Las musas ya no están en los museos. Se pasean por las calles, plazas y parques; viven en fábricas, bares y cementerios; se manifiestan y gritan las veinticinco horas del día. Los edificios están llenos de musarañas. La inspiración late fuera de las ...

15 de mayo

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Desde mi más tierna infancia he tenido relación con el mundo de los labradores y tengo a san Isidro presente por muchos motivos. La imagen presidía el altar de la iglesia del pueblo de mi padre y las fiestas se hacían en su honor. Su coincidencia con las de Madrid me vino al conocimiento a eso de los doce años por la afición de un tío mío a los toros. En aquellos momentos no me cuadraba que la capital, sin campo en el que trabajar, tuviese como patrón a un campesino.  Hoy, quince de mayo,  evoco al jornalero mozárabe y me reafirmo en el movimiento pendular de la historia y de lo que supuso san Isidro como precursor de la sociedad en la que vivimos. San Isidro era un bracero que vivió en algunos de los pueblos que había entre Toledo y Madrid a finales del XI y gran parte del XII. Como eran tiempos de reconquista y mal rollo, Isidro rodó de pueblo en pueblo, según ganasen los musulmanes o los cristianos, hasta caer al servicio de uno terrateniente bautizado. Era tan ...

Sentido común

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El sacerdote moja el pulgar de la mano derecha en el Santo Óleo y unge, haciendo la señal de la cruz, los ojos, las orejas, la nariz, la boca, las manos y los pies del que está para pocos trotes y a un paso de irse. Es una fórmula para pedir perdón por los pecados cometidos con cualquiera de los cinco sentidos o vehículos de placer. Este protocolo no me gusta nada porque trata al palmante como ser irracional. No es mi intención enmendarles la plana a los profesionales del sacerdocio, pero ungir la frente sería todo un detalle. Nos daría el nivel de pecadores con sentido común, con cabeza. Somos seres a los que desde su más tierna infancia se nos inculca "hacer las cosas con los cinco sentidos", concentrados en lo que hay a fin de no ser engañados por nadie o por cualquiera de los sentidos que, en más de una ocasión, pueden actuar por libre, jugarnos una mala pasada y hacernos quedar como lelos. Me preocupa el deterioro de la facultad de discernir. Las autopistas de la...

Ganar por la gracia de Dios

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Voy a la compra con parsimonia. El sol saca la batuta y dirige los coros de pájaros que revolotean en los árboles de la calle. En la puerta de la sala de apuestas que hay pegada a la iglesia y enfrente de una empresa aseguradora, unos hombres fuman ansiosos. Me llama la atención que se miran entre ellos sin cruzar palabra. Después de comprar en la ferretería voy a ver las obras de reparación que han hecho, según cuenta un vecino, en el puente peatonal cercano a la mezquita. Al pasar por una de las peluquerías dominicanas me saluda Saúl, un alumno singular. Me señala asombrado el nuevo local que han abierto en lo que fue un bar caído en desgracia. Es un salón de apuestas. Futbolistas celebrando goles adornan las brillantes cristaleras. El puticlub de enfrente contrapone su aspecto de guarida cerrada a cal y canto.  Me quedo un buen rato disfrutando de la primavera apoyado en la baranda del puente. Vuelvo a casa por el paseo del río. Al atardecer pongo la radio mientras me pre...

Ley de vivienda PAH (II) La transparencia

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El estudiantado de ESO cursa estudios obligatorios que se supone le capacitan para seguir formándose a lo largo de la vida, pero la mayoría de los conocimientos que adquieren son sobre materias o técnicas con carga fundamentalmente teórica y absurdamente memorística. Ese alumnado, tarde o temprano, llegará a enfrentarse a operaciones bancarias de vital importancia y a la más dura, la hipotecaria, con una formación escasa o nula que le servirá al banco para seguir practicando el timo de la estampita. El significado de la palabra hipoteca, lo que está oculto, escondido debajo del cajón,  sigue siendo válido en el siglo XXI. Es urgente que nos dotemos de una ley que evite los abusos de los bancos, que haga real el derecho a la vivienda y que implique a las administraciones en satisfacer ese derecho básico y, sobre todo, que no condene a las personas más vulnerables. En estos tiempos la transparencia debe ser la base de cualquier ley y de cualquier forma de actuación de tal ma...

Ley de vivienda PAH (I)

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En el mundo del derecho, según cuentan,  se dice que los problemas entre personas o entidades, se solucionan, en última instancia, en el juzgado; pero cuando el problema se repite millones de veces, pasando a ser colectivo,  la solución está en el parlamento. En nuestro caso, las personas afectadas por las hipotecas dejan de ser afectadas para pasar a ser víctimas en tanto y cuanto la ley no les protege. Y no solo lo decimos las personas que pertenecemos a las Plataformas de Afectados por las Hipotecas, lo dice Bruselas una y otra vez. Madrid, a regañadientes y rizando el rizo de la hipocresía, elabora leyes que prolongan el sufrimiento de las víctimas hasta la desesperación. Remiendo tras remiendo, petacho tras petacho, al pantalón no le aguantan las costuras y sigue sin tapar las vergüenzas. Es hora de elaborar una ley, de confeccionar un pantalón nuevo acorde al siglo XXI. La sociedad de ahora no es la de los tiempos dorados anteriores a la crisis. La crisis vino p...

Seguramente no es seguro.

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Cada día lo tengo más claro: esto se va a la mierda. No lo digo porque lo haya visto en los posos del café o en las cartas, métodos científicos equiparables a las bolas de muchos economistas, lo digo porque lo veo en la tele o lo escucho por la radio. Como de los bancos y cajas ya no se fía nadie, los ladrones profesionales,  los que no producen y ganan dinero con el dinero de los demás, se ponen el pasamontañas y los guantes blancos para ofrecernos el paraíso y la vida eterna a cambio de unas cuotas mensuales. Sí, sí. El omega seis, el colágeno y el agua bendita del capitalismo entran en escena. La seguridad es el quinto jinete del apocalipsis a lomos de un caballo tordo. –Los vecinos se han ido a vivir a otro sitio porque les han robado. No tenían alarmas. –A Puri le robaron mientras dormía. Sabían que su marido no estaba en casa. –Querido. Tenemos que poner inhibidores de frecuencia en las ventanas. Las alarmas no son suficientes. Atentados terroristas, bandas extra...

Palo a palo

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Ni el toro negro de Osborne ni el transbovino azul de Urmeneta; el palo es el axioma, el norte que guía nuestras vidas.  De la misma manera que tratar de arreglar los asuntos a palos está en el sobaco de nuestras entendederas, está en el cacumen de unos pocos empalar un caramelo o un mocho. El chupachups y la fregona son el I+D, el símbolo del ingenio más allá de la universidad o de la inteligencia cultivada en laboratorios de investigación impolutos con la luz encendida las veinticuatro horas del día.   El palo, en sus distintas presentaciones, bastón, garrocha, makila, garrote, estaca, porra... nos acompaña a lo largo de nuestra vida y nos lleva a llamar pinchos a todo lo que hay comestible en la barra del bar, incluso cuando no llevan palillos. Las nuevas generaciones están perdiendo habilidades,  no entienden por qué usábamos un mondadientes para pinchar una aceituna cuando ellos la cogen con la mano o la pinchan con el tenedor. Yo les digo que el palillo es un...

El mundo es un pañuelo

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Yendo a la reunión de la PAH del barrio un vecino que hace tiempo no veía me saluda y me llama desde la terraza cerrada de un bar que hay en la calle Sanduzelai. Como me hace ilusión reencontrarme con él, acepto su invitación. Nos damos un abrazo y se va para dentro del bar después de confirmarle que quiero una cerveza. Llovisquea y los fumadores echan humo bajo el ruido ratonero del agua al chocar contra el toldo. Casi en el exterior tres jóvenes  de unos dos metros charlan en voz baja mientras beben cerveza.  Creo que vienen de Ucrania. Al fondo unos marroquís toman café en animada conversación. Uno de ellos saca una cajetilla de puritos, invita al resto, nadie le acepta y se enciende el suyo. Marcos, que es como se llama el amigo colombiano que me ha invitado, viene con las cervezas en la mano, pero se queda sujetando la puerta con el pie para que salga tranquilamente un señor mayor que, nada más pisar  la acera, se encasqueta la boina a la vez que se queja del ti...

Polvo cósmico en casa

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Se agradecen estos días de sol mañanero con apuntes primaverales. Es una pasada ver entrar la luz por la ventana dejando a las claras los cristales a punto de ser translúcidos, el polvo procesionando por el salón en cuerpo de ciudad, los muebles oscuros velados por un no sé qué, ayer no estaba, de tono blanquecino con abundantes huellas dactilares y señales de haberse arrastrado un trapo perezosamente sin rumbo. Yo creía que lo tenía todo como los chorros del oro. No importa, para ver esto es mejor no quedarse en casa. ¡A la calle! que ya es hora... que escribió Gabriel Celaya. No merece la pena meter horas limpiando. El polvo está ahí y en el momento que se hace un chequeo, un análisis del espectro polvomagnético, salen a pasear ácaros y monstruos domésticos de todo pelo tejiendo un visillo sobre la pantalla del televisor. Un peligro tremendo esto de convivir con animales microscópicos que te asaltan cuando entra el sol por la ventana abriendo la caja de Pandora. Es como escanear...

Personas de compañía

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A la espera de que llegue la villavesa me siento en el banco de la marquesina. Una señora, que veo a menudo paseando cerca de casa y que no sé por qué me suele saludar, pasa gritándole al perro peludo que arrastra tirando de la correa. El chucho insiste en ir en dirección contraria. Ella me mira como disculpándose por su aparente falta de paciencia. –No me hace ni caso. Tiene un año, pero yo lo tengo desde hace dos semanas. Me lo dieron unas conocidas de mi hermana que viven en Bermeo ­­­­­­­­–me explica a la vez que sigue tirando de la correa.  En una de esas el perro, ante una seña mía, se planta a mi lado y trata de subir a mis rodillas. Está inquieto. –¡Bat! ¡Ven aquí! –grita a la vez que le coge del collar. –Tranquila. No pasa nada. Se le ve muy movido –le digo tratando de disimular mi rechazo. –¡Sí! Lo llevé a la veterinaria y le diagnosticó hiperactividad. No presta atención a lo que le decimos. Va a su aire. No hay manera. –¿Y le da medicación? –No. Me di...

El sol es redondo como una moneda

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Es una pena que los temas salvavidas cambien de significado de la noche a la mañana dejándonos sin flotador al que agarrarnos para salir del apuro. El del tiempo es mi preferido. Que si llueve, que si hace frío, que si sopla un viento de la leche, que si con este calor no se puede salir... Hasta hace cuatro días daba gusta soltar en el ascensor una parida de esas para romper el hielo, pero desde que Mariano y los voceros del gobierno se pusieron a joder la marrana diciendo que el atraco de la luz a recibo armado no era culpa de las eléctricas, que era cosa del tiempo, me han jodido.  Las explicaciones no me cuadran ya que si no llueve el cielo estará abierto para que el sol caliente las placas solares. Es decir, que cuando está Helios calentando el ambiente, Urano no mea, y al revés. Lo del viento tampoco me cuadra porque cuando sopla un montón, el recibo de la luz no baja. Tiene gracia que cuando algo se compra mucho, sube su precio. La gasolina es más cara cuando la gente sa...

Irlanda (II)

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Irlanda tiene atractivos turísticos indiscutibles que nos pueden hacer ir a pastar por las muchas tabernas, castillos en ruinas, costas bravas y escasas playas de arena. Podemos campar a nuestras anchas para aprender inglés a precios más asequibles que los de la vecina Gran Bretaña. Podemos ir a Eire de fin de semana aprovechando los vuelos baratos de Ryanair, la del arpa, y hacer gaupasa con buenos güisquis como combustible en sus presentaciones Irish Coffee, Irish whiskey sour o Irish Punch . Todo lo Irish lleva "agua de vida", güisqui gaélico. Pero lo que nos puede llevar a Irlanda es, sin lugar a dudas, la aventura incomparable de conducir por aquellos andurriales. De la misma manera que el personal se va al Himalaya a romper botas y saludar al yeti, la propuesta de darse una vuelta por la plana Irlanda es del mismo calibre o superior. Manejar un coche con volante a la derecha es como hacer ochomiles sin sherpas o echar la siesta a la sombra de una acacia en el Se...

Irlanda (I)

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Teniendo claro que Irlanda es una isla no muy grande y dividida en dos, cosa muy normal en la vida política de las islas de los distintos mares, con dos monedas distintas, europea con agua salada de por medio, brexit en plena explosión y con muleta religiosonacionalista que a la menor es utilizada para repartir hostias o torear a los crédulos, nos fuimos a Eire a disfrutar de veintiún días a la irlandesa. Es decir, a verlas venir en un país que celebraba, nos enteramos a medida que íbamos viendo carteles por todos los sitios, su centenario. Y aquí es donde comenzó nuestro intento acientífico por entender lo irlandés, lo que caracteriza a la gente pálida, pecosa, rubia, pelirroja, grande, amable, solidaria, luchadora y bulliciosa que mayoritariamente puebla la isla desde que aquellos pueblos del norte se amontonaron en Hibernia, la de los Stark, hasta que con la hambruna de mediados del XIX tuvieron que salir cingando en busca de la tierra prometida americana y participar en la co...